lunes, 3 de noviembre de 2008

Cuento con personaje Arquetipico

EL SEÑOR ESTÉ CON VOSOTROS


Anoche en mi camino a casa, decidí entrar a una Iglesia. No precisamente para escuchar la misa. Me parece aburrido escuchar al padre repetir el discurso que ya todos sabemos de memoria. Para mi es más interesante observar las bóvedas, el altar, las pinturas, las esculturas, una virgen Maria de facciones perfectas, muy blanca de ojos hermosos y rostro angelical, un Jesús crucificado sin señales de dolor en su rostro, pero con clavos en sus muñecas y en sus pies. No puede faltar justo antes de la puerta de salida, un vendedor de rosarios, velones, crucifijos, de evangelios miniatura. Todo eso me recordó precisamente un pasaje de algún evangelio, en donde Jesús muy enojado, tumba las mesas donde venden palomas y compran no se que cosas y les grita: Ustedes han convertido el templo de Dios en una cueva de ladrones.
En el nombre del padre, del hijo y del espìritu santo. Amèn. Señor ten piedad, cristo ten piedad.
La gente se arrodilla y pide perdòn, por sus màs oscuros pecados. Yo me apresuro hacer lo mismo, por simple reflejo. No tengo porque pedir perdòn, no me arrepiento de nada. Termina el acto de penitencia. Gloria, gloria, aleluya. El sacerdote pide por la paz del mundo, porque se acabe el hambre, porque se terminen las injusticias, por el santo papa (¿ còmo si necesitara algo?, con tanto dinero que tiene, que comparta algo para que no haya injusticia,
ni hambre)
Lectura del santo evangelio segùn San mateo. Gloria a ti señor.
Algunos están atentos a la lectura, bueno al menos eso parece. Otros miran el reloj, otros como yo, bostezan. Esto se torna aburrido y realmente no es lo que está escrito en el libro, es ese ritmo lento con el que el “curita” trata de explicar. Ahora todos empiezan a recitar: Creo en Dios padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra creo en Jesuscristo su único hijo… ( ¿Cómo así y el resto la humanidad? ¿No son sus hijos también?) la gente reza tan rápido que parece una competencia. Ahora el sacerdote nos invita a beber y comer del cuerpo de cristo.
Me pregunto, todos esos fieles que hacen la fila para recibir el pedacito de hostia seca (Porque el vino parece que es sólo para el padre) saben que para participar de la comunión no pueden haber cometido un pecado mortal desde su última confesión además deben haber ayunado durante una hora. Yo no acudo al llamado, prefiero una copa de vino.
Pueden darse fraternalmente el saludo de la paz.
La mujer vestida de rojo que está al lado me extiende su mano, la paz sea contigo me dice, yo sonrió.
El cura se termina la “sangre de cristo” y finalmente dice : Pueden ir en paz.
La gente sale lentamente y yo me voy con ellos. Bueno no con todos, con la mayoría.
Con el marido que se va a casa a pegarle a su esposa, con el ladrón de carteras, con el estafador, con el adicto a la cocaína, con el mentiroso, con la mujer de rojo, entre otros. Me voy con todas esas almas atormentadas, es que aquí en la “casa de Dios” es donde consigo variedad. A mi me expulsaron hace mucho tiempo del mundo celestial, tuve algunas diferencias de opinión, me castigaron por pensar distinto. Hasta me cambiaron el nombre, pero mis amigos más cercanos aún me llaman Luzbel.

2 comentarios:

Mónica Montaña Soto dijo...

Bueno, primero que todo, celebro estas publicaciones y espero que vengan más.
Confirmo con este texto, una fuerza e intención en cuanto a la crítica finísima hacia lo religioso (citando también un texto que sucede en la Iglesia de Lourdes), eso me parece destacable, sobre todo en este cuento que además muestra una sencillez total y hasta hace reír por instantes. Las dos voces muy bien manejadas. Creo que podría aumentarse un poco la ironía en las frases de los paréntesis (como lo del papa, o lo del vino, por ej.), que se sienta más marcado pero sin dejar de ser tranquilo y elegante. Me gustaron mucho ciertas frases: “la gente reza tan rápido que parece una competencia”, “A mi me expulsaron hace mucho tiempo del mundo celestial, me castigaron por pensar distinto…” Respecto al final, que es bueno por la incógnita hasta el último tramo sobre del narrador, recomendaría talvez obviar el nombre, es decir, dejar claro quién es pero sin nombrarlo. Un saludo, buen texto.

Jose Angel Valderrama V. dijo...

Un cuento bien logrado, entretenido con un final feliz...los temas religiosos son de lo mas complicados para comunicar, pero lo logras naturalmente, con una muestra finísima de ironía