domingo, 14 de septiembre de 2008

Cuento con Dialogos

SIN CONEXION



—hi
—¡Hola!
—como tas
—Bien y tù?
—Bn
—A què te dedicas?
—Estudio en la u
—Què estudias?
—Comunicación social
—Ah que bien. Y te gusta?
—Claro es muy bakno es muy chévere
—Oye de donde eres?
—Soy de Manizales, pero vivo en Bogotá y tú?
—En bogota
—En dónde?
—En cedritos y tu
—En Quinta Camacho
—Y ke haces
—Trabajo en la Secretaría de Cultura
—Y ke estudiaste
—Licenciatura en Español y Literatura
—Ummm y cuantos años tienes
—Estoy viejito.
—Jajaja y cuanto tiene el viejito
—26 y tù cuàntos años tienes?
— tengo 19
—Y ¿te importa la edad?
—no xa nd
—Xa nd? No entendí
—Xa nd = para nada jejeje
—Ya entendí. Jeje
—Y tú frecuentas mucho este Chat?
—Si, xke me gusta hacr amistades
—La verdad para mi, es la primera vez.
—Y x ke entraste?
—Estaba como aburrido y sin nada que hacer
—el Chat es bakano y distrae un montón
—De eso me doy cuenta, te encontré y me he distraído contigo
—Graxx
—Te gusta leer?
—La verdad 1 pokito
—Y cuando lees que autor te gusta?
—Laura Restrepo
—Buena escritora.
—Y que libro te gusta mas
—Me leí delirio es 1 libro muy bakano
—Oye me enkanto hablar contigo pero dbo irme a dormir xke mañana madrugo a clase
—No hay problema, fue un gusto hablar contigo, pasa buena noche y que descanses.
—Pero spera no me gustaría perder contacto contigo si kieres te paso mi MSN y me agregas
—Bueno me parece bien solo esperame un segundo lo abro haber si aun me sirve, nunca lo abro
—Jajaja y kon lo vakano que es.
—Soy novato en estas cosas.
—Ahh ya te abrio es k debo irme
—No espérame que me enrredé.
—Bueno pero no te demores tanto que tengo afan
—Ya, me abrió, dame el MSN para agregarte.
—malo_sa@hotmail.com
—Ya te agrego, espera.
—ok
—Ya te agreguè
—Ok entonces hablamos mañana a la misma hora
—Hasta mañana
—Chao t cuidas


—Hola còmo estàs?
—hola. Bn y tu
—Muy bien gracias
—y ke me cuentas?
—Un poco cansado hoy fue un día muy agitado en la oficina
—Mmm tù eres el que trabaja en el mincultura o algo así
—Si, ya te olvidaste de mi?
—No como crees, solo que no recordaba bn en ke trabajabas
—En cambio yo de ti si me acuerdo
—Jajaja eso sta bn
—Y tu que hiciste hoy, como te fue en la universidad?
—Genial como siempre
—Me alegro
—Y tu eres casado, soltero, viudo, separado, con pareja, etc.
—Jajaja, soltero
—Y con kien vivs?
—Vivo solo en mi apartamento
—Ahh que chévere
—Y tù con quien vives?
—Con mis papas y mi hermano
—Cuàntos años tiene tu hermano?
—16 años
—ahh son casi de la misma edad
—aja
—y te llevas bien con el?
—Si claro somos muy unidos y nos llevamos muy bn
—Eso es muy importante en la relación de hermanos
—Si, y tu tienes hermanos?
—Si tengo una hermana menor pero no vive aquí en bogota
—Ummm y en donde vive?
—En Manizales, toda mi familia vive allà
—Ahh osea que tu aki no tienes familia.
—No aquí estoy solo
—Hay pobechitu jeje
—Jaja , uno se acostumbra
—Si claro luego ya encontraras compañía
—Creo que ya la encontré
—Jajaja claro
—oye tu tienes fotos o cam?
—Tengo fotos pero cámara no
—ay que mal
—Pero tu si tienes cámara? Me gustaría verte
—Claro, pero si tu me envías una foto
—Bueno pero después que ahora no las tengo en el computador.
—Ahh bueno cuando tu me envíes 1a foto yo t pongo la cam
—Bueno será esperar
—Jajaja la vd sip
—Bueno niña yo te dejo y hablamos mañana y te muestro la foto
—Okis me parece bn
—Hasta mañana que descanses, te mando un beso
—Bueno que pases bonita noxe bye


—holaaaaaa
—hola preciosa
—como estas
—genial , acabo de ver tu foto
—ah si? Y què tal
—estas muy lindo
—jajaja gracias
—y Será que ahora yo si te puedo ver?
—Si claro esperame 1 segundo
—Ok
—Ya acepta
—Bien ya aceptè
—Ya me vez
—Si, estàs hermosa
—Jeje acias, pero no s para tanto
—Ya toy rojita
—Siempre tuve la sensación de que tù eras hermosa
—ay tan lindo acias
—Quiero verte completa, puedo?
—Umm no s
—Por favor!
—Bueno
—Si que estàs linda
—Ayy me puse rojita ota vez
—Jaja
—me tengo q ir a dormir
—Tan ràpido?
—Sip, ya sabes tengo clase muy temprano
—Si, lo se. Que descanses
—tu tambien bye


—Hola hermosa!
—hola
—Me haces falta
—A mi tbm
—Estos dìas sin chatear contigo, se han hecho eternos
—igual a mi
—Me puedes dar tu celular? Quiero escuchar tu voz
—sip 3004215412
—Ya lo grabè en mi celular
—Ya te llamo
—Si dale


—Aló
—¡Hola!
—¡Que voz tan dulce!
—Gracias.
—La tuya me gusta mucho.
—Tengo muchas ganas de conocerte.
—Yo también.
—Pero, tengo que decirte algo.
—Dime
—No te dije la verdad sobre mi edad.
—Umm
—No tengo 26
—Entonces…
—33
—Para mi la edad no es importante.
—¿En serio?
—Si
—Me alegra que pienses así. Pensé que si te decía la verdad, no volverías a hablar conmigo y menos querrías conocerme.
—Yo te quiero conocer.
—¡Yo me muero de ganas!
—Te quiero
—Yo también
—Tengo que colgar, es tarde, no quiero que mi mamá se despierte.
—Entiendo, mañana te llamo.






Y la seguí llamando y seguimos chateando por varios meses, hasta esa tarde que por fin nos conocimos. Cuando la vi, desde la otra acera, en esa esquina donde acordamos encontrarnos, me sentí ansioso, me acerqué, vi su cabello corto, sus ojos hermosos, su sonrisa nerviosa.
Caminamos un poco, antes de ir a Juan Valdez de la Séptima con 53. Fue inevitable contemplar su trasero firme, sus senos pequeños, un cuerpo que había dejado de ser adolescente poco tiempo atrás.
Llegamos al café, nos sentamos, pedí dos Capuccinos. Yo no dejaba de mirarla y eso la ponía nerviosa, en medio de nuestra conversación le dije que sus ojos eran hermosos, su rostro se ruborizó y aún más cuando le entregué mi regalo: Un libro de Ángela Botero (Esos poemas eran los preferidos de mis amigas en la universidad, pensé que sería el obsequio perfecto).
Hablamos como por dos horas, el tiempo pasó tan rápido. Me dijo que se tenía que ir, su mamá la esperaba temprano, yo no la quería dejar ir, la acompañé a la estación del Transmilenio y nos despedimos con un beso en la mejilla. Yo me fui para mi casa caminando, creo que iba flotando.
Ahora pensaba más en ella, ya no era virtual, era de carne y hueso. Una semana después de nuestro primer encuentro, la invité a almorzar a mi apartamento. Llegó puntual, hablamos un poco, almorzamos y luego nos sentamos en el sofá. Me acerqué, quise besarla y me dijo: “No puedo, tú sabes que tengo novio”. Yo le dije: Él no se va enterar, me acerqué y le besé el cuello, lo sentí tan suave, me invitaba a continuar, mi respiración se agitaba, acaricié sus senos por encima de la blusa, quise besarlos pero me apartó con suavidad.
Me alejé un poco, no quería presionarla, no se trataba sólo de sexo. Me di cuenta que me había enamorado, antes de tocarla, antes de sentir su olor, antes de mirarla a los ojos.
Hablamos de lo que sentíamos, ella me dijo que me quería. Pero estaba enamorada de su novio, no quería hacerle daño a nadie, estaba confundida. Pero yo estaba tan excitado con tenerla tan cerca, la abracé fuerte y ella respondió ese abrazo, metí mis manos por debajo de su blusa que levanté un poco y pude ver su ombligo, el mismo que me enseñaba en la cámara. Se apartó de mi muy rápido y me dijo: “No hagas eso por favor, me voy. La acompañé. En el ascensor volví con ímpetu a la tarea de conseguir un beso, pero nada. Esa noche chateamos.

—Hola!
—hola
—lo k paso hoy no puede pasar otra ves
—yo no t voy a dar un beso ni nada yo t kiero pero no de la manera k tu pretendes
—amo a mi novio lo siento pero es asi
—Perdoname, por ser tan atrevido, no pude contenerme.
—Yo tambièn te quiero.
—lo se
—si kieres seremos amigos
—No puedo ser sòlo tu amigo.
—Es mejor que no nos volvamos a ver, yo no podrìa estar cerca de ti y no intentar tocarte y besarte.
—Entiende entre los 2 no va psar nada yo amo a mi novio
—No repitas eso por favor ¿no te das cuenta que me duele?
—yo no kiero hacerte daño ni k te hagas iluciones
—Lo se, por eso es mejor, no volvernos a ver, ni hablar .Dejemos las cosas asì.
—ok
—No olvides que te quiero mucho.
—lo se yo tmbn
Se desconectó.

Pero esa misma noche me arrepentí, pensar que no volvería a verla, me heló el corazón. Entonces le escribí un correo, que parecía un poema cursi, de esos que uno le escribía a las novias en el colegio. Pasaron unos días y no me respondió, le marcaba al celular y no contestaba. Salí del apartamento, compré un girasol en la calle y unas chocolatinas en Carulla. Quería ir a su casa (¿si supiera dónde vive?), decirle que necesitaba verla siempre, que intentaría ser su amigo. La llamé desde una cabina:

—Aló.
—¡Hola!, ¿cómo estás?
—Estoy ocupada.

—Perdona, necesito hablar contigo, te he llamado muchas veces, te escribí un correo.
—No quiero leerlo.

—¿Puedo ir a tu casa? Dame tu dirección, necesito verte.
—No es buena idea.
—Pero...

—¡No molestes más! —colgó.

Volví a llamarla, pero no contestaba y la llamada se iba a buzón. “¡No molestes más!”. Esas palabras tan frías, fueron como navajas que se clavaron en mi corazón. Busqué un tarro de basura, boté las flores y las chocolatinas. Me sentí como en una sosa película de amor norteamericana.
Me faltaba el aire, mis manos se pusieron frías y quise llorar como un niño. Empecé a caminar muy lento, sentía que todos en la calle me miraban, sabían que me habían roto el corazón. Me detuve en el carrito de dulces. Compré una caja de cigarrillos.
Ya en mi apartamento, fui al balcón, me senté en suelo y encendí uno tras otro los cigarrillos, esos que había dejado años atrás. No pude contener las malditas lágrimas, la cabeza me daba vueltas, estaba descontrolado, vuelto mierda. Me quedé allí no se cuanto tiempo.
Cuando no aguanté más el frío, entré, encendí mi computador y me conecté al messenger y allí estaba ella. Mi corazón se aceleró.


—Me dolieron tus palabras.
—disculpame
—Estoy mal.
—no kiero hablar ahora. —Se desconectó.

Pasó más de una semana, ningún correo suyo en mi buzón, ni mensajes en el messenger o en mi celular. Estaba desesperado. Le volví a escribir otro correo cursi, le hablaba de lo triste que eran mis días sin saber nada de ella, le pedía perdón por lo que había pasado en mi apartamento, le rogaba que no me borrara de sus contactos, de su vida. Pero ella no me respondía.
Todos los días abría mi correo, me encontraba con esas cadenas que tanto detestaba, los mensajes obscenos de mis amigos que me aburrían. Los Funwall, Top Friends, Hug Me, las invitaciones a los grupos más absurdos: Amo a Uribe, Odio a Uribe, Todos Odiamos a Jota Mario, al Padre Chucho, a Laura Acuña, No Más RCN, No Más FARC y demás estupideces de Facebook. Pero nada de ella.
Cuando me llamaban al celular, deseaba que fuera ella, su voz, su risa, se había olvidado de mí. Me envió a la papelera, como se hace con esos correos que no te interesan.
Yo buscaba la manera de sacármela de la cabeza, me iba a tomar con mis amigos, esa costumbre estúpida de pensar que el licor te hace olvidar. Al día siguiente, la extrañaba más. Quince largos días sin verla, sin escucharla, sin saber nada de ella. Me sentía tan vacío y solo. Quería odiarla con la misma intensidad que la amaba, aunque me costaba aceptarlo, estaba enamorado, por primera vez.
Una noche, como todas me senté a mirar mi correo, esperando encontrar algún mensaje suyo y por fin, un correo de ella:

Se ke ya es tarde para pedirte disculpas, aunque no lo creas, ami tambien me duele todo esto, aveces dices cosas ke no sientes. Soy una boba, te kiero mucho, pero tengo miedo de todo, tu eres muy grande y yo soy muy pekeña. Cuando t dije que amaba a mi novio, fue una excusa, yo termine con el, pero aun asi sigo teniendo miedo de todo. tu eres una persona muy especial y te mereces alguien mejor que yo. Tengo que confesart que he derramado algunas lagrimas y k t extraño resto. T kiero mucho.

Le contesté inmediatamente. Utilicé la mejor retórica, esa que tanto le gustaba a ella. Simplemente mis sentimientos se convertían en palabras dulces, sin reproches.
Volvimos a hablar, de nuevo su voz, su risa de niña traviesa, de nuevo la alegría en mi vida.
Salimos algunas veces, fuimos al cine, a un par de bares, tomamos cerveza, hablamos, nos reíamos. La tomaba de la mano, la miraba a los ojos, ella se ponía nerviosa. Nos despedíamos con un beso en la mejilla. Yo no quería presionarla, no quería perderla. Me sometía a sus reglas, hacía un esfuerzo enorme para controlar mis impulsos. Soñaba con besarla, hacerle el amor.
Sentía celos de los amigos que la llamaban, de los que chateaban con ella. Le hacía reclamos. Cuando me conectaba al MSN, deseaba que siempre estuviera allí. Sólo quería chatear con ella, los demás contactos no me importaban.
En una de nuestras conversaciones le pregunté si alguna vez podría besarla, me dijo que no insistiera con eso.

—Es la edad —le dije—.
—Sí, es eso —contestó—.
—Tú ya has vivido, ya tienes experiencia
—Si tenemos algo, talvez tenga que cohibirme y yo quiero vivir muchas cosas.
—Yo nunca te cohibiría de nada. No te voy a quitar tu libertad.
—Mira, a mi me gusta salir todos los jueves, viernes y sábados. Me gusta tomar, fumar, la rumba electrónica, muchas veces tú estarías cansado por el trabajo. ¿Aguantarías que me fuera con mis amigos?
—No sé.
—¿Si ves?, es complicado.
—Sí, pero yo te quiero, dame una oportunidad.
—No estoy preparada para eso, ¡entiende!
—Yo te quiero y me gustas mucho, pero no puedo, son muchas cosas, mi mamá, la edad. La vida es injusta
—Sí, es injusta.
—Perdóname, no quiero lastimarte.
—Lo sé.
—Tengo que colgar, ya es tarde me voy a dormir.
—Bueno, que descanses, hermosa, que sueñes con los angelitos
—Mi angelito eres tú, gracias por ser tan lindo conmigo.
—Hasta mañana.
—Hasta mañana.

Todo se volvió tan intenso para mí, tan real. Para ella, no sé. Era una niña, con las mismas ideas de los jóvenes de esta generación. Saturados con un mundo de consumo, de rumba electrónica, de Internet, del celular, del mp3, del cigarrillo y la cerveza.
Yo involucré mis sentimientos. Ella, no sé. Es complicado entenderla, pero debo hacerlo, yo no cuadro en su mundo. Me he resistido a aceptarlo, he querido refugiarme en mi tonta idea de que el amor no tiene edad, que para el amor nada es imposible.
Que romántico me he vuelto, no mejor un completo idiota. Por eso hoy la llamé y le dije que nos viéramos en el parque El Virrey. Llegó puntual como siempre.

—Hola —me sonrió—. De inmediato me plantó un beso en la mejilla.
—Hola —le respondí—. No pude disimular mi tristeza.
—¿Qué te pasa?
—Lo de siempre, hermosa.

—Que estoy enamorado de ti, eso ya lo sabes.
—Ya lo acepté. Lo de nosotros no pasará de ser algo virtual
—No digas eso.
—Es la verdad.
—Verte me hace daño, siempre me matas la ilusión.
—Yo nunca he querido lastimarte.
—Lo sé, no es culpa de nadie.
—Quiero que vivas todas esas cosas que aún te hacen falta.

—Te libero de mí. De mis celos, de mis reclamos, de mi amor.
—Aunque no lo creas, yo también te quiero.

—Adiós, hermosa.

Nos dimos un abrazo, cuando nos separamos, vi que algunas lágrimas bajaban por sus mejillas, quise abrazarla de nuevo y nunca soltarla. Quise besarla, pero ella no lo hubiera permitido. Me alejé muy despacio, quería devolverme. Unos metros más adelante me detuve, miré hacia atrás y ella ya no estaba.















-